Vacaciones

02/12/2009

Quién no las quiere.

Quién no las necesita.

Quién no las extraña.

Ou ieaaaaah...

Nosotros, humanos, claro. Lamentablemente parece que el oficinista no las necesita. Aunque llegados a este punto no se si decir «lamentablemente». Leamos el siguiente extracto del «Libro Oficínico», obra milenaria escrita, aparentemente, por el primer Boss de toda la humanidad de cuya existencia, como la de Homero, se duda. Nadie puede ser tan malo en tan tempranas epocas humanas.

«Aparentemente, el oficinista esta dotado de ciertas caracteristicas que lo hacen inmune al cansancio (Boss dixit). El homo oficinicus no sufre de sueño, abatimiento, fiaca, resaca o cualquier cosa que, animicamente, pueda reducir su capacidad oficínica. Nadie conoce las razones por las que esta raza geneticamente superior sigue sin dominar al mundo entero, ya que, incapacitada de sentir todo tipo de cansancio, deberia poder superar cualquier defensa gubernamental que se le pusiese enfrente, aunque sea por insistencia. Quizás sea el solo poder de subyugación que sobre ellos ejerce el espacio oficínico. O quizás tan grande espacio requiere de una gran fuerza de voluntad. Y, como aquellos héroes de antaño, tienen amenazas más grandes que la injusticia y la corrupción para combatir. Como sabemos, a veces la oficina puede ser un infierno personal… o universal (…)«.

¡Un-doh-treh-cuá, un-doh-treh-cuá!

Sea cómo sea,  llegados a este punto, pasados tantos milenios ya de este antiguodocumento, qué pasa entonces con las vacaciones para el/la office man/woman? Da Boss, seguro de la indetenible capacidad de sus subditos, escribe «nunca preguntan» y nos deja con la pregunta sin respuesta. Tememos, entocnes, que de no mediar alguna fuerza superior que desligue a estas grandes criaturas de sus divinas obligaciones, es posible que la temporada de verano se vuelva una leyenda más.

Quizás esto ayude a entender un poco más la irascibilidad de algunos.

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